No es casualidad que la naranja sea uno de los alimentos más presentes en nuestros desayunos, ya sea en forma de zumo o entera. Y no sólo es debido a su sabor, sino a los beneficios que aporta un buen desayuno con naranjas.
Desayunar una naranja o zumo de naranja ayuda a mantener una alimentación equilibrada y adecuada, a controlar el peso y a aliviar la anemia. Además contienen múltiples vitaminas (A,B,C y G) y antioxidantes cuyos beneficios se intensifican al tomar la naranja en ayunas, ya que son absorbidas más fácilmente por por nuestro organismo. Estas vitaminas ayudan a prevenir enfermedades y refuerzan nuestro sistema inmunológico, con lo que evitamos resfriados y catarros.
El zumo de naranja contiene altas dosis de antioxidante, que junto con la vitamina C combaten el envejecimiento, mejoran la circulación sanguínea, potencian la cicatrización, ayuda en enfermos con diabetes tipo 2, etc.
Pero a parte de todos estos beneficios, hay algo que hace que esta fruta sea imprescindible en nuestros desayunos: El principal factor de su éxito es el sabor de una naranja recién recolectada.
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